Recuerden comentar hijos de mi vida, si no me voy a enojar en serio
El Gran Cambio o Caos Universal
El Gran Cambio —también llamado por algunos el Caos Universal— fue un evento catastrófico, súbito e incomprensible que afectó al 95% de la población mundial, provocando un intercambio de cuerpos masivo y aleatorio a escala planetaria.
Nadie lo predijo. Nadie lo entendió. Y lo más inquietante: nadie pudo evitarlo.
Un Origen Desconocido
Las teorías abundan, pero la verdad sigue oculta. Algunos científicos hablan de una ruptura espacio-temporal causada por un fenómeno cósmico desconocido: una onda gravitacional anómala, una emisión de energía desde un quásar moribundo, o incluso una fluctuación cuántica que desestabilizó la consciencia misma. Lo cierto es que, en un solo instante, miles de millones de personas despertaron... en cuerpos ajenos.
Efectos Inmediatos
Cambio Masivo e Irreversible
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La transferencia de cuerpos fue completamente aleatoria, sin importar edad, género, nacionalidad, estatus social ni estado de salud.
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Algunos despertaron en cuerpos jóvenes, sanos y fuertes. Otros, en cuerpos enfermos, envejecidos o quebrados algunos mas solo cambiaron a cuerpos de su misma edad pero de otro sexo o etnia.
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Un 5% de la humanidad no se vio afectado. La razón de esta inmunidad permanece sin explicación. Se les conoce ahora como los Intactos.
Caos y Colapso Inicial
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El mundo se paralizó. Gobiernos colapsaron. Familias se desintegraron.
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Escuelas, hospitales, estaciones de policía y centros de mando fueron invadidos por extraños que insistían en ser quienes no parecían.
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Cientos de miles murieron durante los primeros días, incapaces de adaptarse o víctimas del pánico colectivo suicidios masivos de personas que perdieron su belleza su salud o su dinero.
Pero incluso entonces, hubo algunos que no gritaron.
Algunos que no lloraron.
Algunos que, en medio del colapso, se miraron al espejo... y sonrieron mientras hacian perversiones con su nuevos cuerpo.
Adaptación Forzada
Con el paso de las semanas, los sistemas se reconfiguraron y los gobniernos rapidamente se alzaron nuevamente.
Nuevas formas de identificación se implementaron, basadas en pruebas de memoria, trazas neurológicas y testimonios verificados.
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Se crearon registros de cuerpos y mentes, aunque muchos quedaron irremediablemente perdidos talves los cuerpos originales llasian muertos o simplemente escondidos ya sea disfrutando por lo ganado o lamentandose por lo perdido.
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Se habilitaron centros de asistencia y campañas de apoyo emocional, aunque nunca suficientes.
Y mientras unos luchaban por volver a ser reconocidos, otros se acomodaban demasiado rápido a sus nuevas vidas.
Hubo quienes afirmaron haber tenido sueños proféticos o haber manifestado el cuerpo que deseaban.
Otros simplemente disfrutaron y juraron jamas devolver lo que se les “había dado” aunque segun los datos cientificos los cambios de cuerpo era completamente irreversibles.
Impacto Cultural y Moral
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Las relaciones familiares y afectivas se desmoronaron. Padres e hijos no se reconocían. Amantes ya no podían tocarse sin sentir culpa o rechazo.
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El concepto de “yo” se volvió frágil, moldeable. El cuerpo dejó de ser una verdad; se volvió una máscara intercambiable.
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Se promovió una narrativa de adaptación y aceptación. Pero bajo la superficie, emergieron nuevas formas de disociación, culto a la imagen, y síndromes de identidad disonante.
En algunos círculos, surgieron foros clandestinos donde personas intercambiaban historias sobre "el cuerpo que les tocó", y algunos lo describían con un entusiasmo... perturbador y pervertido.
Había quienes antes eran ignorados, maltratados o invisibles… y ahora caminaban el mundo con rostros hermosos, cuerpos deseables, voces suaves.
Algunos de ellos se sintieron por primera vez vivos.
Y otros, simplemente, se volvieron peligrosos stalkers de sus antiguos cuerpos o de los cuerpos que hubieran deseado para ellos.
Casos Inquietantes
El Gran Cambio no distinguió entre buenos y malos.
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Personas honorables quedaron atrapadas en cuerpos degradados, vulnerables o de criminales.
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Criminales, abusadores, fanáticos… recibieron cuerpos jóvenes, hermosos, poderosos. Algunos asumieron una nueva vida. Otros continuaron con la anterior, pero más discretamente o menos segun su perversion los guiara.
En los días posteriores al caos, las autoridades reportaron desapariciones, ocupaciones ilegales y reclamos imposibles de verificar.
Niños con lenguaje adulto maldiciendo mientras pedian entre insultos que unas personas salieran de la que decian era su casa. Ancianos con que decian haber sido dos adolecentes que ahora tenian sexo sin pudor en un patio en los suburbios.
La Nueva Normalidad
La humanidad sobrevivió. Como siempre.
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Las leyes cambiaron.
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Se desarrollaron protocolos de verificación y rastreo.
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La espiritualidad cambió. Algunas religiones lo interpretaron como una prueba divina, otras como un castigo. Algunas, como una purificación.
Pero aunque el mundo siguió girando, algo profundo se rompió..
Una Realidad Irrefutable
El Gran Cambio no fue solo un evento. Fue un espejo.
Un reflejo cruel de lo que la humanidad es capaz de hacer cuando se le da la oportunidad de ser otro.
Y aunque muchos desean que vuelva a ocurrir,
nadie lo dirá en voz alta.
Porque algunos… ya obtuvieron exactamente lo que querían.
Y no lo soltarán jamás.
Bueno aqui una pequeña historia acorde a este evento :D espero les guste
Hace un mes, yo era todo lo que cualquiera podría desear.
Alta, provocativa, explosiva. Cabello a dos tonos como una marca de estilo; ropa ajustada y rebelde, piernas que hacían detener el tráfico y un aura que encendía pantallas. Nat Gama no era solo un nombre, era una identidad vivida con fuerza, con sensualidad medida al milímetro, y una seguridad que muchas querían copiar, pero pocas se atrevían a sostener.
Y luego… el Gran Cambio.
Irónico. Trágico. Irreversible.
Me desperté en un cuerpo que ni en mis peores pesadillas podría haber imaginado. Bajo. Pesado. Con manos gruesas, torpes. La piel morena marcada de sol, sudorosa incluso sin moverse. El aliento denso, la respiración ruidosa. Era un hombre. Un hombre común. Un hombre… aburrido ahora era Genaro.
Supe que algo estaba mal desde el segundo uno. Pero fue al quinto día, cuando abrí un viejo celular con la pantalla rota —el único que ahora tenía— que lo confirmé.
Un mensaje me esperaba.
“Gracias por cuidar mi lindo cuerpo tan bien.”
Adjuntó una foto.
Era yo. O mejor dicho, mi cuerpo. Con mi gesto lascivo, la imagen torcida de mi misma, una falda levantándose justo lo suficiente mientras el cabron tocaba mi vagina sin pudor.
Él —Genaro, el cabrón— se había apoderado de mi templo.
Y lo sabía todo.
Sabía cómo posar. Cómo arquear la cadera. Cómo capturar la luz en el espejo.
Porque me conocía.
Porque me seguía.
Porque me deseaba.
Y ahora me poseía.
No dijo “lo siento”. No fingió confusión. Solo me agradeció por "haber cuidado" su cuerpó. Como si mi disciplina, mis rutinas, mi esfuerzo, hubieran sido para que el las disfrutara. Como si yo hubiese estado moldeando ese cuerpo para que algún día él pudiera tomarlo. Lo peor es que… en cierta forma, eso es exactamente lo que ocurrió. No se si el tenia mucha suerte o yo estaba "salada" pero la suerte de alguno de nosotros quedo sobre la del otro y aunque aleatorio no podia entender como habia cambiado cuerpos con un ser tan repugnante y pervertido
Y mientras lo leía, algo dentro de mí se revolvió. Me hervía la sangre. Me sentí violada, despojada, inexistente.
Entonces, miré la foto de nuevo.
Y ahí ocurrió.
Sentí algo.
Una punzada extraña. Calor. En mi pecho. En mi entrepierna.
No. No podía ser.
Ese cuerpo era mío. Era yo.
Pero este cuerpo —el de Genaro, ahora mío— respondía.
No a la indignación. No al dolor.
Sino al deseo.
Me asusté. Cerré los ojos. Respiré hondo. Quise culpar a la memoria muscular, al shock, a lo que fuera. Pero era algo más profundo. Más sucio.
Mi nuevo cuerpo, este montón de carne ajena y pesada, deseaba mi antiguo cuerpo.
Y aunque mi mente se horrorizaba, había una parte, una sensación sucia y enterrada, que disfrutaba esa reacción. Que se dejaba llevar.
¿Cómo me haces esto?, pensé. No a Genaro. A este cuerpo.
Era como si me traicionara a cada instante.
Como si se burlara de mí.
Como si supiera que jamás volvería a ser quien era… y lo celebrara.
Volví a ver la foto.
Y sentí algo flotar entre el odio y el placer.
No lloré. No grité.
Solo me quedé quieta, mirando a esa chica perfecta, segura, dominante…
Y me di cuenta con horror de que quería volver a tocarme.
La noche del Gran Cambio…
Yo estaba en mi cama. La misma cama de siempre, dura y pequeña, con las sábanas medio húmedas del calor y algunos otros liquidos el ventilador girando como un suspiro inútil. Mi celular estaba caliente de tanto usarlo, y mis dedos recorrían con ansiedad la carpeta secreta que había alimentado durante años con imagenes que descargaba con dedicacion casi religiosa.
Fotos de Ella de Nat.
Cada imagen era una joya. No solo por su belleza, que era evidente, sino porque yo "la conocía" o eso me gustaba pensar. Cada publicación. Cada livestream. Cada sonrisa falsa que los demás no notaban. Yo sí. Sabía cuándo estaba fingiendo. Sabía cuándo sonreía de verdad. La observaba, la estudiaba, la entendía.
Esa noche… no sé por qué, algo se sentía distinto.
Toqué una de las fotos. Una de mis favoritas. Ella frente al espejo, con esa faldita corta de cuadros y las medias hasta el muslo. Esa piel tan suave, tan clara, tan sensual. Me pregunté —como siempre— cómo se sentiría. Cómo sería tener ese cuerpo. Pero esta vez no seria solo un pensamiento, era un anhelo. Un deseo absoluto.
Y luego, como si el universo hubiese escuchado senti una presion increbile por todo mi cuerpo, era como si algo me estuviera aplastando en aquel entonces no sabia que era, parpadeé.
Y al abrir los ojos…
Estaba en su cuarto.
En su cama.
Con la misma faldita. Con esas piernas de ensueño largas y firmes. Ese peso distinto. Ligero. Centrado en las caderas. El cabello como un manto sedoso, bicolor, sobre los hombros desnudos. Miré mis manos: delgadas, finas, delicadas.
Miré hacia abajo: el vientre plano, los muslos llenos, suaves, la curvatura perfecta entre mis piernas apretando mi nuevo sexo.
Toqué mi rostro. Mis labios.
Toqué mis senos sin ningun miramiento pues este cuerpo era mio ahora.
Y gemí.Pude escuchar un exquisito gemido que siempre quise escuchar saliendo de aquellos labios que ahora eran mios
No grité. No me asusté.
No lo cuestioné.
Lo supe de inmediato.
Era real.
Era "ella".
Era yo.
Corrí al espejo sintiendo de inmediato el 1.85 de mi nueva altura. Me reí. Lloré. Me abracé. Me besé.
Giré. Posé. Me mordí el labio toque cada parte que pude, algunas senciblemente incluso con muchos nervios pues tocar mi lindo coñito nuevo y apretadito entre mis piernas fue tan excitante.
Por fin.
Tanto tiempo viéndola a través de una pantalla…
Y ahora era mía.
Por dentro. Por fuera.
No sabía cómo ni por qué había ocurrido. No me importaba mucho menos mientras 2 de mis nuevos dedos estaban masturbando y pervirtiendo mi nueva vaginita.
Lo único que sabía era que, por fin, el mundo era justo.
Ella, con ese cuerpo perfecto, no lo valoraba como yo y eso lo sabia con tan solo estarme mastubando un poco delante del espejo, mi lindo cuerpo nuevo se veia tan deseoso deactos pervertidos que hubiera sido un crimen que ella lo siguiera teniendo mojigata estupida.
Ella lo usaba para ganar likes, para coquetear con idiotas, para mostrarlo y luego reírse de los que lo deseaban tanto como yo para ella era solo un trofeo pero para mi realmete seria un templo de placer.
yo…
Yo lo amaba.
Yo lo adoraba.
Y ahora, era completamente mio
Despues del primer orgasmo senti como mis piernas temblaban, mis largas y hermosas piernas apenas podian mantenerme de pie frente al espejo por lo que jale la silla "gamer" y me senté abriendo las piernas de par en par admirando por primera vez mi nuevo sexo completamente lubricado y abierto deseoso de mas.Cuando volvi a meter 2 dedos la excitacion volvio aun mas fuerte y cruze las piernas. Jugué con tambien con mis senos mientras sentia mi cabello moverse por mis hombros.
Y mientras me tocaba…
Pensaba en ella.
Pensaba en su mente atrapada, desesperada.
Imaginaba su mirada de horror al saber que ahora yo tenia todo de ella.
Y no pude evitarlo.
Me reí mientras gemia.
"Gracias por cuidarlo tan bien", pensé.
Y tomé la primera selfie de mi nuevo cuerpo una selfie perversa que ella jamas habria tomado pero yo era ella ahora y yo si haria esas cosas y mas.
La mandé desde su propia cuenta.
Ahora sí, mi vida por fin había comenzado.
Descubrir mi nuevo cuerpo fue solo el primer paso.
Habitarlo era delicioso. Pero usarlo… eso era un arte.
Los primeros días me limité a aprender sus movimientos. Cómo caminaba. Cómo hablaba. Cómo sonreía.
Estudié mi reflejo como antes estudiaba sus videos.
Pero ahora el reflejo me devolvía una mirada viva.una mirada Mía.
El tacto suave de la ropa, el vaivén de las caderas, la forma en que el mundo me miraba…
Era adictivo.
Los hombres me abrían las puertas con la esperanza de un gesto mio.
Las mujeres me miraban con cierta envidia, y a veces deseo lo cual era excitante.
Y yo sonreía. Coqueta. Inofensiva.Presumida pues sabia que mi nuevo cuerpo era instigador de los mas bajos deseos en algunos.
Pero dentro…
reía.
Porque ahora entendía el poder que un cuerpo como ese me daba el poder que ahora tenía.
Y lo usaba mejor que de lo que ella jamás lo hizo.
La primera vez fue en una tienda de ropa. Un chico de unos treinta, alto, guapo, con cara de no haber conocido el rechazo en su vida. Me miró. Me sonrió. Y como si yo fuera una pieza más en su colección, se acercó.
Me preguntó algo banal, sobre tallas o colores. Yo fingí pensar. Me giré. Dejé que viera todo pues acostumbraba a no usar ropa interior pues a mi linda vaginita pervertida le encantaba ser admirada.
Le ofrecí la vista.
Y cuando me pidió mi número… yo le di algo mejor.
En los vestidores con la adrenalina a tope y con la "facilidad" de no tener ropa interior el tipo me cogia de una forma magistral, incluso podia sentir como mi coño se aferraba a su miembro con cada empujon, cada penetrada llegaba a mi interior y me revolvia las entrañas, me tuve que cubrir la boca con mi linda mano para no soltar un gemido de perra en celo, fue aun mas haya cuando senti su carda dentro de mi, por fin pude quitarme la mano de la boca, el se separo de mi y cayo rendido en la pequeña silla de el vestidor, me di la vuelta y llena de adrenalina y otros liquidos le di un beso para a continuacion salir como si nada pero con algunos "hilitos" de semen bajando por mis muslos
Un rato despues el me mando un mensaje yo Jugue un rato por mensaje. Le mandé una foto frente al espejo. Solo una, cuidada, perfecta. La misma pose que ella solía usar.
No necesitaba decir nada más.
Él cayó.
Quiria verme de nuevo.
Y yo tal vez lo dejaria acercarse una vez mas.
No tanto por él. Sino por el poder.
Por verlo rendirse ante mí, ante mi cuerpo nuevo.
El cuerpo que tanto había deseado…
Ahora era un anzuelo.
Yo era el anzuelo.
Mi vaginita pervertida por varios dias de masturbacion constante no recicitio mucho y 2 dias despues acepte una cita con el, cuando me tocó suavemente la espalda al caminar, cuando bajó la voz al hablarme, cuando se perdió en mis ojos y en mi escote…
Yo fingí rubor.
Fingí inocencia.
Y me sentí una Diosa con el comiendo de mi mano.
No era amor. era una lujuria embriagante.
Era control.
Era venganza contra un mundo que me ignoró tanto tiempo.
Ahora, con solo pestañear, yo podía hacer que se arrodillen o que me satisfacieran cuando yo quisiera.
Y eso era solo el comienzo.
A veces abría los mensajes antiguos de Nat.
Hombres rogándole. Mujeres adulándola. Odiándola.
Y ahora respondía yo.
Jugaba con ellos.
De vez en cuando, dejaba una provocación nueva, una foto sutil, una frase ambigua o aceptaba darle a alguien el beneficio de poder complacerme cuando mis deditos y juguetes que habia comprado no eran suficientes.
Y los veía caer.
Todo mientras ella —la verdadera Nat— vivía atrapada en el cuerpo de Genaro.
En esa asquerosidad que alguna ves fue mi antigua prisión.
Obligada a ver cómo alguien más brillaba con su rostro, con su voz, con su esencia…
mejor que ella.
Porque este cuerpo…
me obedece me pertenece y es completamente mio.
Y yo lo adoro.
Más de lo que ella jamás lo hizo.
Seis meses después del Gran Cambio
El salón del juzgado estaba frío, elegante, demasiado perfecto. Como si la verdad misma estuviera suspendida entre mármol y cristal.
Ella entró primero.
La hermosa Nat gama.
1.85 de pura presencia, piernas largas enfundadas en un pantalón blanco, blusa ceñida que dejaba ver solo lo justo, labios delineados con precisión.
Una diosa de carne y lujuria.
Y todos la miraron como si el juicio fuera una pasarela.
Sonrió.
Segura. Serena.
Como si no tuviera nada que temer. Como si nunca hubiera sido nadie mas que ella misma.
—Soy una intacta —dijo frente al estrado, con voz clara, casi musical—. Siempre he sido yo.
Del otro lado, un hombre bajo, gordo, moreno. Ropa prestada. Ojeras. Ojos enrojecidos de no dormir.
La desesperación encarnada.
—¡Esa… esa no soy yo! ¡Yo soy Natalia! ¡El robó mi cuerpo, mi vida!
Las miradas se cruzaron.
Nat gama —la actual— no se inmutó. Solo ladeó la cabeza con un gesto sutil, casi de lástima.
—Pobre hombre… —murmuró, suave pero audible—. Ha tenido problemas desde el cambio. Cree que fue alguien importante antes… alguien que nunca fue ni podria haber sido.
El juez, un hombre de rostro tenso y moral temblorosa —¿habría cambiado él también?— hojeó los documentos:
Redes sociales. Registros bancarios. Fotografías de infancia. Videos. Contraseñas recuperadas.
Todo coincidía con Nat gama.
Con la mujer alta, bella, sonriente, que miraba sin miedo al tribunal.
Porque Genaro sabía todo.
Años siguiéndola. Observándola. Archivos, fotos, grabaciones. Cada publicación, cada entrevista, cada rutina diaria.
Había estudiado a Natalia más de lo que ella se conocía a sí misma.
La defensa del hombre en el banquillo —la verdadera Nat— intentó lo imposible:
Un análisis del comportamiento. Un rastro en el cambio. Una inconsistencia en su historia.
Pero todo era sólido.
Y el veredicto cayó como un martillo sellado por la indiferencia del mundo:
—No hay evidencia que sugiera que la señorita Nat gama haya cambiado cuerpos. Su identidad está intacta. El acusador deberá cesar el hostigamiento y será registrado como Genaro Muñoz, sin lugar a reclamo.
Silencio.
Y luego, solo el cuerpo gordo y derrotado cayendo al suelo.
Natalia.
La verdadera.
Temblando. Llorando. Sollozando, no por el dolor físico, sino por la certeza final.
Todo…
todo le había sido arrebatado.
Su cuerpo.
Su rostro.
Su identidad.
Su fama.
Y peor aún: el mundo entero aplaudía a la impostora.
Nat gama —la nueva, la falsa, la perfecta— caminó hacia la salida entre susurros de admiración.
Periodistas. Cámaras. Fans.
Y justo antes de cruzar la puerta del juzgado, se detuvo. Giró solo un poco la cabeza, como si supiera que "él" —el hombre en el suelo— aún la miraba.
Le guiñó un ojo.
Sutil. Cínico.
Y murmuró, solo para que ella —la verdadera Natalia— pudiera leerle los labios:
“Gracias por cuidarlo tan bien.”
Estoy interesado en que me pudieras hacer una historia bajo la temática del gran cambio, cuánto costaría?
ResponderEliminarEs increíble como esta entrada sobre este tema tardo bastante, aunque se entiende por que es el tema más popular, así que yo pienso que la mayoría ya sabía como funcionaba, aun así, buena explicación y buena historia
ResponderEliminarOla
ResponderEliminarIncreíble historia; personalmente yo confundía el gran cambio y el FOSE pero por lo que leí el FOSE usualmente ocurriría con alguien que se deseara mientras que el gran cambio es aleatorio.
ResponderEliminarComento por qué me da miedo que la jefa se enoje, buena historia por cierto
ResponderEliminarEl clásico de clásicos xD tan usado que en algún punto canso pero ahora se ve con nostalgia jajaja
ResponderEliminarSabes que estaría genial una historia donde una persona depravada le toque un cuerpo el cual pueda sacarle provecho y este último era alguien leal lo cual, este cuerpo le da beneficio de hacer lo que quiera obvio me encantan tus historias
ResponderEliminarWow, muy buen trabajo!!!
ResponderEliminarMe encanta como manejaste el gran cambio!!
Le encantó la mini historia 10/10 pero me encantó que le des la importancia de lo peligroso que puede llegar a ser el gran cambio
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