Perdona a la persona que pidio esto pero sinceramente queria que tu peticion enjara organicamente con algo asi que aqui la tienes espero te guste y si no es lo que esperabas porfavor dimelo :D
Body Farms (Granjas de Cuerpos)
Las Body Farms son instalaciones clandestinas operadas principalmente por la organización criminal Swappifieds, aunque también existen células menores, más marginales o autónomas. Representan uno de los aspectos más oscuros y temidos del mercado negro del intercambio de cuerpos, funcionando como almacenes, centros de explotación y laboratorios para la manipulación de cuerpos humanos.
Funcionamiento General de las Body Farms
Almacenamiento de Cuerpos Sin Alma
La mayoría de los cuerpos en estas granjas estan "vacíos": cuerpos vivos, biológicamente funcionales, pero sin alma. Esto ocurre por diversos motivos:
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Extracción directa del alma mediante métodos ilícitos (como el ADR o cápsulas de extraccion altamente avanzadas).
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Intercambios forzados con almas en blanco, usadas como contenedores sin identidad.
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Desalojos por medios tecnológicos o rituales de alto nivel, aún poco comprendidos.
También existen cuerpos con almas retenidas contra su voluntad. Estas víctimas están atrapadas, conscientes pero sin control, mantenidas en suspensión hasta ser vendidas, intercambiadas o utilizadas para otros fines aún más oscuros.
Condiciones y Tratamiento de los Cuerpos
Los cuerpos son mantenidos en estado estable pero tratados como activos biológicos, no como personas.
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Se les conserva en crioestasis, cápsulas de suspensión o celdas selladas.
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Reciben cuidados mínimos: hidratación, nutrición artificial, control estético y sanitario básico.
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No hay estimulación cognitiva ni emocional. Se evita cualquier forma de reactivación del alma.
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Su belleza, rareza o juventud determina su valor en el mercado.
Usos en el Mercado Negro
1. Venta Ilegal
Los cuerpos son subastados o vendidos en acuerdos privados.
Clientes ricos, figuras públicas o criminales pueden adquirirlos para:
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Escapar de sus propias vidas.
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Obtener juventud, belleza o un nuevo estatus social.
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Usarlos como sustitutos o esclavos corporales.
onaholes o juguetes sexuales
"Regalos"
2. Intercambios Ilícitos
Sirven como moneda de cambio en transacciones entre mafias, contratistas corruptos o entidades estatales.
Algunos cuerpos se usan como "garantías" en tratos turbios, similares a fichas de casino humano.
3. Explotación y Usos Alternos
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Entretenimiento extremo: utilizados como avatares en experiencias inmersivas o simulaciones ilegales ademas de la tradicional prostitucion y su formato protitucion swap.
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Servidumbre corporal: cuerpos habitados temporalmente por "clientes" que los alquilan por horas o días en general para fines pervertidos.
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Experimentos extremos: modificados genéticamente, intervenidos quirúrgicamente, o fusionados con tecnología aunque esto es mas raro pues la mayoria prefieren "cuerpos naturales".
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Algunos se destinan a rituales oscuros o proyectos secretos de manipulación identitaria.
Acceso y Seguridad
Seguridad Ultra Secreta
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Las Body Farms están altamente protegidas y completamente ocultas por la milicia personal de swappifieds: en islas remotas, instalaciones subterráneas o bajo fachadas legales (como sanatorios o laboratorios).
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Sistemas de defensa autónomos, protocolos de autodestrucción y criptoseguridad limitan el acceso.
Clientes Exclusivos
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Solo acceden los ultrapoderosos: magnates, políticos, mafiosos, celebridades encubiertas.
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También pueden entrar personas comunes, si logran endeudarse, ofrecer un cuerpo en pago, o hacer pactos irreversibles.
Se rumorea que algunos gobiernos corruptos protegen o incluso colaboran con estas operaciones para controlar disidentes, eliminar testigos o experimentar con nuevas formas de control social.
El Núcleo de Energía: El Destino de las Almas
Pocas personas saben que, más allá del tráfico de cuerpos, las Body Farms también extraen almas.
Gracias a varias tecnologías prohibidas basadas en el Daemon Ritus y derivados similares o tecnologias extremadamente avanzadas desarrolladas por varios cientificos o incluso robadas a gobiernos, las almas humanas son convertidas en energía pura, almacenadas en cápsulas especiales que sirven como baterías vivas.
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La instalación subterránea conocida como El Núcleo alberga miles de cápsulas de condensación de alma.
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Las emociones extremas (miedo, angustia, tristeza) amplifican el rendimiento energético de cada alma.
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Estas almas no están muertas, sino atrapadas en bucles de conciencia, sin poder escapar.
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La energía generada es la que mantiene viva toda la infraestructura de las Body Farm: luces, criocámaras, campos de seguridad, incluso IA defensiva.
"Mientras el cuerpo se convierte en objeto, el alma se convierte en recurso. Nada se desperdicia."
Mitos y Leyendas
Las Body Farms son mencionadas en foros clandestinos, confesiones de excriminales o diarios encontrados en condiciones aterradoras.
Algunos rumores incluyen:
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Presencias extrañas o "residuos conscientes": manifestaciones espectrales de almas que intentan huir.
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Cuerpos que rechazan a sus nuevos ocupantes, generando Cu-De (Cuerpos Desobedientes).
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Almas que se filtran por el sistema, provocando accidentes paranormales o posesiones aleatorias.
un evento mundial conocido como "alt-shift" o algunas instancias conocidas como role exchanger
Las Body Farms son consideradas el último círculo del infierno en el universo del intercambio corporal.
Nadie quiere hablar de ellas, pero todos temen terminar allí.
Para muchos, son una amenaza real, un destino posible si se juega con fantasías peligrosas, como el Swap Tinder, el FOSE, o contratos turbios de identidad ademas de las constantes caserias de varios grupos de swappifeds qye constantemente "cosechan" cuerpos.
No hay retorno para quien cae en una Body Farm.
Ni siquiera como alma.
Lamayo tenía miles de seguidores en Instagram y unos cuantos cientos más que la veían en vivo cada vez que hacía streaming. Con 23 años, una estética oscura perfectamente curada y una actitud firme, era una figura conocida en la escena alternativa de Cúcuta y sus alrededores. Su estilo, entre gótico urbano y melancolía elegante, le había conseguido un nicho fiel.
Días antes, durante una transmisión casual, alguien mencionó la vieja mansión de Chinácota en el chat.
—“No vayas allá, Lamayo”, escribió uno.
—“Dicen que la gente desaparece si se queda mucho rato”.
—“En serio, esa vaina está maldita. A una prima mía le pasó algo ahí.”
—“No metas con eso pa' una foto.”
Ella se rió.
—“Ay, dejen el show. ¿No ven que eso son puros cuentos viejos?”
Lejos de asustarse, tomó el rumor como una idea estética. Oscura. Perfecta.
Una sesión de fotos en una mansión abandonada, supuestamente embrujada.
El engagement se dispararía.
El día elegido cayó con una niebla espesa. A propósito, fue sola. No quería interrupciones, ni gente asustada a su alrededor. Iba vestida de negro, labios vino oscuro, delineador marcado. Caminó hasta el sendero que llevaba a la casona. Su celular cargado, su trípode a la mano. Empezó a grabar algunas historias para sus seguidores.
—“Para los que me dijeron que no viniera, pues ya estoy aquí. Y miren qué linda está esta casa. Me muero si no me tomo unas buenas fotos.”
La mansión se alzaba como una reliquia corroída. Ventanas rotas, pintura descascarada, techos vencidos. Todo ideal para su estética “dark artist”.
Lamayo colocó su celular, activó el temporizador, y comenzó a posar. Cambiaba de ángulo, corregía el encuadre. Revisaba los resultados. Sonreía.
Lo que no sabía era que no estaba sola.
Desde el bosque cercano, alguien la observaba. No desde el misterio espiritual, sino con la precisión de quien vigila una mercancía antes de tomarla. Era real. Estaba cerca. Sabía quién era ella, qué hacía, cómo se movía. Esperaba el momento justo.
Lamayo seguía tomándose fotos en la entrada de la casa cuando sintió algo. Apenas un cosquilleo en el cuello, como si un insecto le hubiese picado. Llevó la mano al lugar, confundida.
—“¿Qué...?”
Y entonces, todo empezó a desdibujarse. Las luces, el viento, el suelo. Su cuerpo se debilitó de golpe. Dio dos pasos torpes antes de desplomarse sobre la tierra húmeda.
El celular aún grababa.
Su figura quedó tirada en el marco perfecto de la cámara.
Y del bosque, finalmente, alguien se acercó.
La cámara tembló levemente al captar su caída. Su rostro quedó ladeado, su mirada perdida entre la confusión y el sopor. Aún grababa.
Entonces, una figura cruzó el encuadre.
No se detuvo. No miró al lente. Solo extendió una bota negra, pesada, y aplastó el teléfono con un solo y certero pisotón. La pantalla se quebró en un sonido sordo. La transmisión se detuvo para siempre.
Tomó el cuerpo de Lamayo con una facilidad casi clínica. En brazos, como si cargara un maniquí. La niebla envolvía todo, y con pasos seguros se adentró por la entrada principal de la mansión.
Dentro, el deterioro era tan real como las leyendas: paredes carcomidas, alfombras húmedas, retratos desfigurados por el tiempo. Pero no se detuvo en el vestíbulo ni en los cuartos.
Lo que buscaba estaba más abajo.
Pasó por una puerta trasera disfrazada de trastero, quitó una lámina podrida, y reveló una trampilla reforzada con cerraduras electromagnéticas. La abrió con un código. Fría tecnología escondida bajo años de polvo. Bajó las escaleras lentamente, con Lamayo inconsciente aún en brazos.
El sótano no era lo que parecía.
Ya no había rastro de abandono, sino iluminación artificial, estructuras metálicas, tubos de contención. Era una instalación subterránea oculta, mantenida viva por recursos y propósitos invisibles para el mundo. Las paredes exudaban un orden quirúrgico. En cada cápsula, cuerpos. Femeninos en su mayoría. Hermosos, perfectos… y vacíos. Algunos respiraban. Otros simplemente estaban. Congelados en una espera sin conciencia.
La figura colocó a Lamayo sobre una camilla.
Una pantalla cercana se activó automáticamente. Su rostro fue escaneado. Datos aparecieron. Edad, talla, masa muscular, índice de viralidad en redes. Cliente asignado: pendiente.
Un pitido agudo confirmó la estabilización.
Lamayo ya no era una influencer, ni una joven gótica de Cúcuta. Para la base de datos de la instalación, ahora era simplemente:
ACTIVO N° 712 – Condición: Preparación inicial. Estado del alma: desconectada.
Y mientras en la superficie la mansión seguía proyectando su imagen de ruina encantada, abajo, en el sótano oculto, el engranaje de la Body Farm había sumado un cuerpo más a su inventario.
Instalación Subterránea – Nivel 2: Unidad de Separación de Conciencia
La camilla se deslizaba suavemente sobre rieles magnéticos. Un brazo mecánico sujetó el cuello de Lamayo con firmeza milimétrica mientras una luz blanca recorría su cuerpo, escaneándola desde los pies hasta el cráneo.
En la pared, la pantalla se actualizó automáticamente:
ACTIVO N° 712
Nombre asignado: Lamayo (registro externo detectado)
Estado: En proceso de separación
Valor estimado: Alto
Prioridad de conservación: Crio-extasis Nivel 1
Una compuerta se abrió. La camilla se introdujo en una sala más pequeña, completamente hermética. El aire cambió de densidad. Un zumbido sordo empezó a retumbar en las paredes, intermitente y vibrante.
Lamayo no despertó. Pero su mente... sí.
Dentro de su conciencia, una niebla densa parecía tragarse todo recuerdo. Quiso moverse. No pudo. Su cuerpo no respondía. Su alma comenzaba a temblar, a deslizarse, a despegarse como si algo invisible la succionara desde la base del cráneo. No era dolor... era peor. Era desarraigo.
Un cilindro metálico descendió del techo. Una aguja luminosa, sin contacto físico, apuntó directo a su frente.
Proceso de extracción iniciado.
Separación de red neurosensorial 31%... 57%... 84%...
Conciencia primaria desacoplada.
Estado mental encapsulado: TEMPORAL – sin acceso sensorial.
Un frasco esférico se iluminó en el centro de la sala. Goteó una especie de luz líquida, irreal. Era Lamayo. Su alma. O lo que quedaba de ella, encapsulada, desorientada, suspendida en una sustancia especial para preservar la estabilidad espiritual durante el almacenamiento.
Un brazo robótico la colocó en un compartimiento sellado y la etiquetó:
ALMA N° 712-A
Estado: En contención pasiva.
Destino: Evaluación – Redistribución o Desactivación.
Mientras tanto, su cuerpo —joven, terso, perfectamente conservado— fue retirado de la camilla y transportado a otro módulo.
Las paredes allí estaban cubiertas de cápsulas verticales, como ataúdes transparentes bañados en luz azulada. Algunos cuerpos eran visibles. Todos femeninos. Ninguno mayor de 25 años. Bellezas exquisitas, detenidas en un sueño sin alma.
Una cápsula se abrió con vapor. Ingresaron el cuerpo de Lamayo cuidadosamente. Los sensores ajustaron la temperatura, los niveles de hidratación y la postura anatómica ideal para preservación a largo plazo.
CUERPO 712-B
Clasificación: Premium / Influencer Latina / Modelo Visual-Estético
Estado: Criostasis Activa
Tiempo de conservación estimado: 99 años
Solicitudes previas: 3 (Pendientes de revisión)
El vidrio se selló con un suspiro congelante.
Y así, Lamayo dejó de existir como sujeto libre. Su alma flotaba prisionera en una cápsula de contención, y su cuerpo ahora era una mercancía, un objeto de deseo frío y valioso, alineado entre decenas de otros tesoros robados.
Desde la sala de control, una figura encapuchada observó los datos. Hizo una anotación en un archivo con el símbolo de Swappifieds.
Luego, en voz baja, murmuró:
—Otro diamante más para la colección.
Las cápsulas de criostasis se alineaban como estatuas mortuorias. Cada una era un pequeño ataúd tecnológico: sellado, estéril, frío. Silencioso. En una de ellas, el cuerpo de Lamayo dormía. Piel perfecta, expresión neutral. Su belleza parecía aún más sobrehumana sin alma que la animara.
En la sala contigua, una mesa proyectaba hologramas de cuerpos disponibles. Un cliente conectado de forma remota navegaba entre los modelos. La interfaz mostraba etiquetas según características físicas, edad, nacionalidad y demanda cultural.
Uno de los hologramas se iluminó con una alerta sutil:
CUERPO DISPONIBLE: ID 712-B
Origen: Colombia
Edad física: 23 años
Estado: Criostasis óptima
Valor: Ultra Premium
Notas: Influencer activa (redes aún funcionales)
Estilo: Alternativo, urbano, atractivo visual con alta interacción
El cliente —un coleccionista asiático que operaba desde una isla privada— observó con detenimiento. Dio vuelta al modelo 3D con un gesto de su mano.
—Linda… muy natural —murmuró—. Aún más valiosa si se mantiene con su red activa.
La voz del operador, al otro lado de la línea, respondió con tono profesional:
—Podemos mantener sus redes simuladas activas durante seis meses más antes de que se detecte alguna anomalía. Se está usando un software de posteo autónomo. Su “influencia digital” sigue generando interacciones.
—Perfecto. Manténganla en frío. Estoy dispuesto a pagar extra si puedo usarla sin alma, sin recuerdos, en el entorno que estoy preparando. Quiero probarla antes de decidir si la implanto con un nuevo huésped.
—Entendido. Procederemos a iniciar el protocolo de desbloqueo limitado. Solo motoras básicas, cero cognición.
En la sala de criostasis, un código se activó. La cápsula de Lamayo emitió un susurro neumático. La tapa se abrió lentamente. Vapor frío se derramó al suelo. El cuerpo reaccionó con un pequeño espasmo involuntario.
Un líquido cálido comenzó a recorrerle las venas artificialmente. Estaba viva. Pero vacía.
Ojos abiertos. Pupilas dilatadas. Respiración mínima. Estaba despierta, pero no consciente. Como una marioneta sin hilos. Su cuerpo obedecería comandos básicos, caminaría, se movería, incluso posaría. Pero no sentiría. No sabría quién era.
El cliente observó a través de una cámara remota. Lamayo estaba de pie ahora, desnuda, sin voluntad, sin juicio. Su postura era perfecta. Su expresión... ausente.
—Hermosa —susurró—. Pónganla en reserva para entrega discreta. Asegúrense de que nadie la haya solicitado antes.
El operador dudó unos segundos.
—Hay… dos interesados más. Uno quiere usarla para contenido erótico VR simulado. El otro, para un trasplante de conciencia permanente. Ambos están dispuestos a competir.
El cliente sonrió.
—Entonces suban la puja. Quiero ver hasta dónde llegan. Pero si algo sale mal… ya saben a quién deben entregarla.
La transmisión se cortó.
Mientras tanto, el cuerpo de Lamayo era devuelto a su cápsula, con sus músculos relajados y los ojos cerrándose lentamente. Aún no había sido adjudicada, pero su destino ya no le pertenecía.
Era solo cuestión de tiempo.
La subasta del cuerpo etiquetado como ACTIVO 712-B duró menos de 10 minutos.
El comprador: Víctor Sanabria, 42 años, empresario colombiano con negocios turbios, gusto obsesivo por las influencers y una vida real sumamente gris. Era un hombre sin carisma, sin atractivo, pero con una fortuna que le permitía comprar lo que otros solo podían mirar.
Lo había decidido desde que vio el archivo de Lamayo:
“Es ella. No quiero una parecida. No quiero una reconstruida. Quiero esa piel, esa voz, esa historia de Instagram.”
Su intención no era simplemente habitar el cuerpo. Quería ser Lamayo, tomar su identidad completa y volver a brillar bajo su rostro.
Una fantasía oscura que no tenía cabida en el mundo legal… pero completamente viable en el subsuelo donde operaban las Body Farms.
Preparación del cuerpo – Estado: Óptimo para Reemplazo
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Criostasis finalizada
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Belleza conservada sin daño
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Nivel de reconocimiento social: medio-alto
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Perfecta para “reingreso” controlado a la red
Mientras tanto, el cuerpo de Víctor, deteriorado y anónimo, sería desechado sin ceremonia alguna. Nadie notaría su ausencia. Nadie lo extrañaría. Una vida miserable a cambio de una fachada perfecta.
Procedimiento de Transferencia
Ambos cuerpos estaban acostados sobre camillas frías. El operador no hizo preguntas. Solo siguió el protocolo.
Lamayo seguía con sus ojos cerrados. Respiraba por maquinaria. Su mente original, desconectada y aislada, sin acceso a su cuerpo.
Víctor estaba completamente desnudo, repitiéndose a sí mismo:
“Voy a ser ella. No por un rato. Para siempre.”
Cuando activaron el sistema de transferencia, las ondas sincronizaron el patrón cognitivo de Víctor con el sistema neural de Lamayo. La sensación fue breve pero intensa, como un estallido sin dolor. En segundos, él ya no estaba en su cuerpo original.
Lamayo (ahora con el alma de Víctor) abrió los ojos. Respiró hondo. Miró sus manos, sus piernas, sintió el peso ligero y armonioso del cuerpo perfecto que había comprado. Se sentó y bajó la vista a su reflejo en una bandeja metálica.
—Mierda… lo logré.
Sonrió. Su voz era suave, juvenil, la misma que había oído cientos de veces en videos.
Se levantó con torpeza al principio, adaptándose al nuevo equilibrio. Luego caminó con la naturalidad aprendida durante meses viendo y memorizando los gestos de la influencer.
Ahora era ella. En papeles, en redes, en apariencia… y pronto, también en memoria.
Un asistente le entregó el celular nuevo, con las redes sociales ya sincronizadas. Publicó un video.
—“¡Hey! Sé que estuve desconectada, pero ya estoy de vuelta, mis amores. ¿Me extrañaron?”
Miles de vistas. Corazones. Comentarios. Todos creyéndolo.
Nadie lo sabía, pero Lamayo ya no era Lamayo.
Y su cuerpo perfecto caminaba por el mundo con otro dueño dentro.
Último Procedimiento: Acoplamiento Total
Antes de abandonar la instalación clandestina, Víctor—ahora con el cuerpo de Lamayo—fue guiado a una sala blanca, limpia, sin ventanas. El aire olía a desinfectante y a control.
Dos operarios, sin rostro bajo sus visores, le entregaron una bolsa negra. Dentro estaban las ropas originales de Lamayo:
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Su top negro con diseño alternativo
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El pantalón entallado que acentuaba su figura
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Los collares con estética dark
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Y su celular destruido, ahora reemplazado por un clon funcional con acceso a sus redes sociales.
—“Es un símbolo. Para que termines el proceso de fusión con la identidad adquirida,” dijo uno de los técnicos, como si leyera de un manual.
Víctor se vistió en silencio. La tela se sentía diferente… no por el material, sino porque ahora pertenecía a él.
Era su cuerpo. Su voz. Su reflejo.
Se sentó una última vez en la camilla, y un casco de transferencia fue colocado sobre su cráneo. Este proceso, más invasivo que el inicial, conectaba las redes neuronales profundas con el nuevo cerebro, activando acceso completo a los reflejos, hábitos motrices, emociones residuales y microexpresiones faciales del cuerpo original.
No era una simple posesión.
Era una fusión invisible. Un camuflaje perfecto.
Víctor se estremeció al sentir cómo su propia conciencia dejaba de luchar contra el cuerpo y empezaba a integrarse como si siempre hubiese estado allí. Al terminar el procedimiento, abrió los ojos con una mirada distinta. Más natural. Más segura.
—“¿Ya?” preguntó, con la sonrisa exacta de Lamayo.
El técnico asintió.
—“Ya. Desde ahora, eres ella en todo sentido observable.”
Víctor caminó hacia la salida con paso firme, los tacones resonando en el corredor metálico. Un espejo le devolvió su imagen: una joven colombiana de 23 años, famosa en Instagram, adorada por miles, admirada por su estética oscura y misteriosa.
Al pasar la última puerta, la inteligencia artificial del sistema registró el egreso:
ACTIVO 712-B – RETIRADO | DESTINO: Reintegración social.
Detrás de él, las puertas se cerraron.
Y en lo profundo del sótano…
el alma original de Lamayo seguía atrapada.
Silenciosa. Inútil. Olvidada.
Muy por debajo del nivel principal de la instalación, más allá del sótano donde reposaban los cuerpos en crioextasis, existía una zona prohibida conocida solo como El Núcleo.
Allí no había luces decorativas, ni paredes blancas. Solo un profundo zumbido mecánico, el sonido de máquinas vivas que nunca se detenían.
En este espacio, las almas robadas eran almacenadas.
Energía Humana: La Verdad Oculta
Cada cápsula era una especie de prisión luminosa. No había barrotes, pero dentro de ellas podían verse figuras humanas espectrales retorciéndose como si intentaran gritar, sin sonido.
Una interfaz digital mostraba datos técnicos en tiempo real:
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ID de alma
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Nivel de carga
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Estabilidad emocional
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Ciclo de extracción energética
Porque sí: las almas humanas eran drenadas.
No destruidas.
No liberadas.
Sino exprimidas constantemente para generar una corriente eléctrica pura, inestable pero extremadamente poderosa. Era una tecnología prohibida, anterior a cualquier civilización conocida.
Se decía que provenía de un artefacto perdido, algo llamado Daemon Ritus o algún derivado.
El Alma de Lamayo – Núcleo 56
La cápsula 56 brillaba más que las otras. Su energía era intensa, casi inquietante. Técnicos comentaban que esa alma tenía una "resistencia emocional anormal", lo que la convertía en una fuente de poder más potente y constante.
Lamayo, o lo que quedaba de ella, estaba allí. Suspendida en un bucle de conciencia sin cuerpo, confundida, atrapada en fragmentos de memorias, sin entender por qué no podía moverse, gritar ni tocar.
No estaba sola.
Miles de otras almas latían en la oscuridad, alimentando silenciosamente toda la infraestructura.
Comentario Interno del Sistema
Informe técnico [Red Interna | Clasificación: Confidencial – Nivel Omega]
Energía generada por alma humana supera en 40% cualquier fuente nuclear estable.
Las emociones extremas (dolor, miedo, desesperanza) incrementan la conductividad y estabilidad del flujo.
Riesgos conocidos:
Fugas de conciencia.
Manifestaciones residuales (apariciones, posesiones parciales).
Recomendación: no liberar ningún alma sin previa eliminación total.
Así funcionaban las Body Farms en su nivel más secreto: no solo robaban cuerpos.
Robaban la esencia misma.
Y las usaban como baterías vivas para alimentar su impunidad.
Soy el anónimo que te pidió la historia me encanto la historia de 10 como siempre tu historia me encantan sigue así con esta temática de historia y valió la pena la espera gracias.
ResponderEliminarOsea el body bank pero con narcos
ResponderEliminarPodrías hacer una historia con alana por favor 🙏
ResponderEliminarDelicious
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